Ganadería en alerta: debate por el futuro de la vacunación contra la aftosa

El sector ganadero atraviesa un momento clave con la discusión sobre la posibilidad de dejar de vacunar contra la fiebre aftosa y avanzar hacia la categoría de “país libre de aftosa sin vacunación”, estatus reconocido por la Organización Mundial de Sanidad Animal.

La medida es impulsada por el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), bajo la promesa de abrir nuevas oportunidades comerciales, pero genera una fuerte resistencia en gremios y asociaciones rurales, que advierten sobre los riesgos sanitarios y económicos.

La fiebre aftosa es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a bovinos y otros animales de pezuña, causando fiebre y lesiones en boca, ubres y extremidades. La Organización Mundial establece dos categorías de reconocimiento oficial: país libre de aftosa con vacunación y país libre de aftosa sin vacunación.

Actualmente, Paraguay mantiene la vacunación obligatoria desde 1962, con una breve suspensión en 1998. Gracias a este esquema y al trabajo conjunto del sector público y privado, el país se consolidó como libre de la enfermedad con vacunación.

El presidente de Senacsa, José Carlos Martin, sostiene que el país reúne las condiciones para dar el salto hacia el máximo estatus sanitario. Explica que desde el año 2018 la discusión se instaló en foros regionales y que, tras una postergación en el 2022, ahora se trabaja en un programa con meta para el 2028.

Según señala, el nuevo estatus permitiría a Paraguay acceder a mercados más exigentes, mejorar la competitividad frente a vecinos como Brasil, que ya fue declarado libre sin vacunación. Además, el 85% del hato ganadero en América, desde Estados Unidos hasta Ushuaia, ya cuenta con esa categoría sanitaria, de acuerdo con la autoridad.

El titular de Senacsa asegura que el riesgo de introducción del virus es similar con o sin vacunación, al recordar que en el 2011, pese a tres campañas anuales, se produjo un foco de aftosa.

Sin embargo, la iniciativa enfrenta un rechazo frontal de la Asociación Rural del Paraguay (ARP) y de las asociaciones de criadores de las principales razas bovinas. El argumento central es que suspender la vacunación es un riesgo innecesario que podría revertir décadas de disciplina sanitaria.

Los gremios recuerdan la experiencia de 2011, cuando un brote de aftosa, pese a tres campañas anuales de vacunación, provocó pérdidas de más de USD 1.000 millones, casi el 3% del PIB nacional.

La ARP y otras entidades recalcan que el estatus actual de país libre con vacunación es un patrimonio construido en dos décadas y que cualquier error podría desencadenar cierres masivos de mercados internacionales, afectando a miles de productores y familias.

Mientras el sector oficial busca posicionar a Paraguay en la élite sanitaria mundial, los gremios ganaderos priorizan la estabilidad y la continuidad del modelo actual. Lo cierto es que la decisión marcará el rumbo de la ganadería en los próximos años, un sector que representa uno de los pilares de la economía nacional y que hoy se encuentra en alerta máxima.

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