Fondos jubilatorios: IPS reaviva fantasma de colapso financiero y plantea reformas

El Instituto de Previsión Social (IPS) volvió a encender las alarmas sobre la sostenibilidad del fondo de jubilaciones y pensiones. Según el Dr. Carlos Cabral, director de Jubilaciones, el sistema atraviesa un desequilibrio estructural desde el año 2020, cuando los egresos comenzaron a superar a los aportes.

Actualmente, el IPS cuenta con más de 900.000 cotizantes activos y 87.049 jubilados, a quienes destina cada mes unos 423.000 millones de guaraníes (aproximadamente USD 60 millones).

Hasta el 2019, los ingresos corrientes de aportes de trabajadores y contribuciones patronales superaban los gastos del sistema previsional. Sin embargo, desde el 2020 la situación se invirtió: el IPS depende cada vez más de las rentas generadas por sus inversiones financieras e inmobiliarias para pagar jubilaciones.

El fondo común cuenta con más de USD 2.400 millones en reservas, pero el ritmo de consumo de esas rentas indica que el modelo actual no es sostenible sin reformas.

El último informe actuarial revela que entre 2020 y 2025 se consumió el 33,9% de las rentas de las inversiones para cubrir jubilaciones y pensiones. Cabral advirtió que se está utilizando un tercio de las rentas cada cinco años. Si no hay reformas, las rentas se agotarán en el 2035 y las reservas del fondo entre el 2045 y 2047.

Según la previsional, el beneficio adicional anual, conocido como el “aguinaldo” de los jubilados, es uno de los factores que más presiona al sistema. Fue instaurado en 1995 sin fuente de financiamiento directa y equivale a una doceava parte de todo lo percibido en el año. En cada periodo, el Consejo de Administración debe autorizar su pago considerando la situación financiera y actuarial. Sin embargo, los técnicos recomiendan revisar su continuidad si las condiciones no mejoran.

De modo a evitar el colapso del sistema previsional, el IPS plantea una serie de reformas: Aumentar la cantidad de cotizantes, lo que incrementaría los ingresos del fondo. Optimizar las inversiones, especialmente las inmobiliarias, que hoy generan más gastos que rentabilidad. Revisar la estructura del sistema, ante una población que vive más años y tiene menos hijos, reduciendo la proporción entre aportantes y beneficiarios. Además de tener en cuenta que actualmente el Estado no aporta al fondo jubilatorio, que se financia exclusivamente con contribuciones de trabajadores y empleadores, lo que complica aún más la sostenibilidad a largo plazo.

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