Dinero desviado del fútbol: la pelota está en la cancha de la Justicia

Después de años de denuncias, auditorías y urgimientos, la investigación por el presunto lavado de dinero vinculado a fondos de la Conmebol en el Banco Atlas tuvo una respuesta del Ministerio Público. Con imputaciones contra los directivos del banco y una querella adhesiva impulsada por la propia Conmebol, el expediente ingresó en una etapa decisiva y la Justicia debe ahora hacer su parte.

Este expediente judicial puede corroborar cómo millones de dólares del fútbol habrían sido canalizados a través de operaciones bancarias irregulares, fideicomisos y depósitos sin respaldo, cuando Nicolás Leoz ya era un dirigente bajo investigación internacional por el escándalo FIFA Gate.

La investigación interna de la Conmebol se inició tras la llegada de Alejandro Domínguez a la presidencia del organismo. En abril de 2016, se ordenó una auditoría forense independiente que analizó los manejos financieros y administrativos entre los años 2000 y 2015.

Los hallazgos fueron alarmantes, ya que se detectaron modalidades de hechos sospechosos que habrían causado un daño patrimonial significativo a la institución. Entre ellas, la transferencia directa de casi USD 28 millones desde cuentas de la Conmebol a cuentas personales de Nicolás Leoz en el Banco do Brasil.

Con estos resultados, en junio de 2017 se presentó una denuncia penal ante el Ministerio Público en nuestro país.

Posteriormente, en el año 2020, la Dirección Jurídica de la Conmebol accedió a nueva información que no estaba disponible durante la auditoría inicial. Se trataba de millonarios depósitos realizados por Nicolás Leoz en el Banco Atlas en 2013, el mismo año en que renunció a sus cargos en la Conmebol y la FIFA.

Pese al perfil de alto riesgo del cliente, el banco de los Zuccolillo no activó las debidas diligencias exigidas por la normativa antilavado. El punto crítico llegó en febrero de 2016, cuando ya pesaba sobre Leoz una orden de captura internacional emitida por Estados Unidos. Aun así, el Banco Atlas constituyó dos fideicomisos millonarios con el exdirigente deportivo, ignorando las alertas que imponía la legislación vigente.

Los contratos firmados el 11 de febrero de 2016 constituyen el corazón del caso. Para el primer fideicomiso, Leoz transfirió CDAs por USD 1.469.315 y Gs. 15.649 millones para conformar un patrimonio autónomo, protegido contra embargos. Para el segundo fideicomiso se transfirieron CDAs por USD 691.475 y Gs. 7.364 millones, designando como beneficiarias a las hijas de Leoz.

Ambos fideicomisos tenían como supuesto fin cubrir gastos de salud y procesos judiciales. Sin embargo, la operación debió haber activado alertas automáticas, evaluaciones del Oficial de Cumplimiento y reportes formales, lo cual no ocurrió.

En este contexto, el Ministerio Público concluyó que existían méritos suficientes para avanzar en una investigación penal. Ante la negativa del Banco Atlas a colaborar, se ordenó el allanamiento de su sede central en abril de 2021. Luego, también fue allanada la Superintendencia de Bancos del BCP, tras resistirse a entregar información clave.

En febrero de 2021, la Conmebol presentó una denuncia específica por lavado de dinero contra directivos del banco, basada en la operación fiduciaria de USD 6 millones realizada con Leoz, sin reporte de operación sospechosa.

Tras años de estancamiento y pedidos de avances de parte de la Conmebol, en octubre de 2025 los fiscales Jorge Arce, Francisco Cabrera y Verónica Valdez presentaron imputación contra el presidente del Banco Atlas, Miguel Ángel Zaldívar Silvera, y otras ocho personas, por la sospecha de lavado de dinero.

Además, el mes pasado, la Conmebol presentó querella adhesiva, en la cual sostiene que las operaciones implicaron una disminución directa del patrimonio del fútbol sudamericano. La querella señala que hubo extracciones injustificadas de cuentas de la Conmebol y depósitos posteriores en cuentas vinculadas a Leoz.

La causa Atlas-Leoz expone cómo el sistema financiero permitió operaciones de alto riesgo con un cliente internacionalmente investigado. La Fiscalía finalmente hizo su parte. Ahora, la pelota está en la cancha de la Justicia.

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