Calor infernal y falta de agua: el drama que no termina


El intenso calor azota al país y en varias ciudades del Departamento Central la crisis del agua se agrava. En ciudades como Limpio, Capiatá y Villa Elisa, cientos de familias dependen de aguateras que, según denuncias de los pobladores, no garantizan un servicio continuo ni de calidad. La situación genera un fuerte malestar, con reclamos constantes y la exigencia de soluciones urgentes.
Según datos del Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Erssan), en Paraguay existen 6.245 sistemas de abastecimiento de agua, incluyendo la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap) que solo brinda un 30% de cobertura, mientras que el resto debe subsistir de las juntas de saneamiento, las comisiones vecinales pro agua y los prestadores privados.
En el caso de Central, este departamento es receptor de migración interna, por lo que la población crece y los servicios básicos se resienten, como la provisión de agua potable. Este punto del país cuenta con más de 600 sistemas de agua, el 80% de ellos frágiles y pequeños, diseñados inicialmente para abastecer a 100 o 200 familias, pero que hoy deben atender a más de 500.
Ciudades como Limpio resienten de sobremanera el problema que se arrastra desde hace mucho tiempo. En esta ciudad hay 56 sistemas de provisión de agua, muchos de ellos con problemas constantes de abastecimiento, tales como cortes sucesivos o baja presión, así como la presencia de agua salina o turbia en algunos barrios. Uno de los reclamos más reiterativos proviene de Villa Jardín, donde los vecinos aseguran que llevan más de un año con problemas de provisión. La aguatera que les abastece, Intec SRL, recibió múltiples denuncias, pero la solución sigue sin llegar.
Misma situación se describe en ciudades como Capiatá y Villa Elisa, donde los vecinos claman por una mejora en el servicio ofrecido por estas aguaterías.
De acuerdo con Cristina Muñoz, presidenta del Erssan, la crisis hídrica se agrava por factores como la falta de lluvias, el crecimiento poblacional y el uso desmedido del agua, como por ejemplo la recarga y descarga casi diaria de los pelopinchos en temporadas de mucho calor, lo cual termina perjudicando a las demás personas.
Otro problema es la falta de inversión en el sector, ya que el 90% de los recursos para agua y saneamiento provienen del Estado. En Paraguay, la tarifa del agua es la más baja de la región, lo que hace poco atractivo el negocio para los inversores. Sin ingresos suficientes, los prestadores privados no pueden mejorar su infraestructura, según explicó Muñoz.
Desde la Erssan se excusan al mencionar que, en el caso de sacar la habilitación a estas aguateras, las personas se quedarán sin el suministro, por lo que insisten en que se necesitan cambios estructurales y un mejor uso del recurso.
Mientras no se realicen las inversiones necesarias, los ciudadanos seguirán padeciendo el drama de la falta de agua en medio de temperaturas extremas, con la incertidumbre de cuándo llegará una solución definitiva.